Uno de cada tres niños yemeníes menores de cinco años tiene desnutrición aguda, casi 10 millones de niños no tienen acceso al agua potable y más de ocho millones de niños no tienen acceso a los cuidados médicos básicos. Alrededor de 600 hospitales y centros de salud tuvieron que cerrar debido a bombardeos o escasez de suministros.
Se estima que seis niños y niñas mueren o resultan heridos cada día, y los civiles constituyen yavel 93% de las víctimas.
La crisis en Yemen ha tenido un impacto psicológico devastador sobre los niños. Un estudio sobre 150 niños de diferentes zonas del país encontró que el 70% sufren síntomas asociados al estrés postraumático, incluyendo ansiedad, baja autoestima, sentimientos de tristeza y falta de concentración.
Los niños están siendo cada vez más reclutados por grupos armados, secuestrados y detenidos, y en grave riesgo por las miles de minas colocadas recientemente.
Casi la mitad de los niños en edad escolar no pueden ir a la escuela, con un promedio de dos ataques contra escuelas por semana y más de 1.600 escuelas ya cerradas o que están siendo utilizadas como refugios de emergencia para las familias que han huido de sus hogares.