Arabia Saudí y los regímenes aliados del Golfo llevan más de un año y medio asesinando civiles y arrasando al país más pobre de la península arábiga y uno de los más pobres del mundo. Lo hacen desde la más absoluta impunidad. EE.UU., Reino Unido y Francia (y España) son los mayores suministradores de armas de la dictadura saudí, incluidas las «bombas racimo» prohibidas en 118 países. Occidente es responsable y cómplice, por acción y por omisión, de estos crímenes de lesa humanidad.

No contentos con todo esto, en septiembre del pasado año, seis meses después de iniciarse la guerra contra Yemen, Arabia Saudí fue premiada por la ONU con la presidencia del Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas. En junio de 2016, la ONU decidió retirar a Arabia Saudí de la lista negra de uno de sus informes llamado Niños y Conflicto Armado, en la que el régimen saudí había sido incluido acusado de asesinar a cientos de niños con sus bombardeos sobre Yemen. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, reconoció de forma vergonzante haber recibido durísimas presiones por parte del régimen saudí para ser retirados de esta lista.

¿Qué credibilidad y autoridad moral puede tener la ONU después de esto? Primero asesinan a cientos de niños y personas inocentes, después se burlan de ellas y humillan a sus familias ante la mirada de todo el mundo.

http://adolfof.blogspot.com.es/2016/08/el-genocidio-en-yemen-con-el-silencio.html?spref=tw&m=1

FUENTE; elmiradorglobal, 13/08/2016

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